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El aire excesivamente seco puede ser la causa de que el papel se abarquille, se mueva, se rasgue o se arrugue, lo que puede ocasionar paradas y el consiguiente sobre coste de producción.
El papel es un material natural y es higroscópico, lo que significa que es muy proclive a sufrir cambios de humedad relativa (HR).
Cuando los niveles de RH rondan el 15-20%. La parte expuesta de los conjuntos de rodillos de papel, se encoje, pero el centro del papel aún conserva su humedad original. Esto provoca «bordes tirantes» y el papel empieza a abarquillarse, el papel no avanza y aparecen las arrugas.
Los cambios de humedad también pueden causar que cambien mínimamente las dimensiones físicas del papel, lo suficiente para que dé como resultado el registro equivocado de los colores en las tareas de pasadas múltiples. Cualquier cambio de las dimensiones del papel, por más pequeño que sea, entre las pasadas de un proceso de dos o más colores y hace que estos no se alineen correctamente.
Cuando la humedad relativa baja por debajo del punto crítico electrostático de 40% HR, aumenta la acumulación de electricidad estática. Entonces las hojas de papel se pagan y no avanzan bien, no se ponen planas una encima de la otra o no se apilan correctamente a la salida de la prensa.
El problema se hace mayor cuando se trata de las rotativas de bobina de gran tamaño que utilizan los periódicos nacionales y regionales. Durante el almacenamiento y, especialmente, en las zonas de preparación y de las bobinas, los extremos expuestos de las bobinas se secan. Dado que la banda va a gran velocidad a través de la prensa, los bordes secos están sometidos a mayor presión en comparación con el centro. La mínima disrupción del borde dará como resultado una «rotura de banda», rasgándose el papel a lo ancho y causando un tiempo de parada cuando los límites de tiempo son cruciales.
Así pues la inversión para la humidificación de las imprentas tiene una amortización muy rápida.
Tradicionalmente se ha utilizado para la humidificación de las imprentas el de «disco centrífugo», que se colgaba del techo o se montaba en la pared. Se trataba básicamente de un depósito del que goteaba agua a un disco giratorio, distribuyéndola al aire.
Desgraciadamente, un depósito de agua proporciona una fuente considerable de contaminación y es un foco de bacterias si el agua está estancada, especialmente cuando las cenizas de papel y el rocío actúan como nutrientes. Esto daba como resultado que los trabajadores de las imprentas padecieran de una enfermedad conocida como «fiebre del humidificador», que presentaba unos síntomas similares a la gripe, como opresión en el pecho, dolores de cabeza y ojos irritados.
Hoy en día, la tecnología ha avanzado y bombeamos agua fría a través de toberas pulverizadoras. El agua se filtra primeramente y se trata con luz ultravioleta para asegurar una protección completa contra cualquier forma de contaminación.
Un sistema típico descarga alrededor de 100 litros de agua por hora y, si bien cada situación es diferente, un taller de imprenta típico requiere más o menos 20 boquillas por cada 1.000 m2 de superficie para poder mantener unos niveles correctos de humedad. Los sistemas modernos son autolimpiables, carecen de goteo y garantizan un rociado uniforme de humedad a lo largo de todo el taller de imprenta. Alternativamente, las toberas se pueden instalar en los conductos del aire acondicionado.
Las condiciones normales de impresión requieren una humedad relativa de un 50- 55% aproximadamente, pero algunas situaciones exigen niveles superiores. En los casos en que se utilizan tintas con base de agua en vez de base de aceite, resultan más apropiados niveles de HR de alrededor del 60-65%. Y con más y más gente cambiando a las tintas con base de agua, cada vez se hace más importante obtener la humedad al nivel correcto.
No obstante, no es solamente cuestión de instalar sistemas de pulverización por doquier.
Al instalar cualquier sistema de humidificación hay que tener en cuenta el importante elemento de diseño que va emparejado. Aparte de ser capaz de descargar la cantidad de agua requerida para el tamaño y forma del edificio, también se debe diseñar de manera que no interfiera con las instalaciones existentes, como las de luz, aire acondicionado, las tuberías y el resto de las piezas de equipo que pudieran estar colgadas del techo. Resulta importante utilizar los servicios de una compañía profesional como Cobertia con grandes conocimiento de las aplicaciones de humidificación, ya que cada diseño se tiene que adaptar al edificio del cliente en particular y todos los edificios son diferentes.