Obras de arte y antigüedades
El control estricto de la temperatura y la humedad son factores básicos para la preservación de las obras de arte y las antigüedades. Por ello, algunas obras han de debido ser retiradas de sus ubicaciones originales para ser confinadas en museos o instalaciones acondicionadas.
Uno de los problemas con los que se enfrenta el museo para la correcta climatización del mismo son los cambios de temperatura y de humedad causados por factores como la calefacción, los repentinos cambios climáticos o el flujo de visitantes. Cuando éstas fluctuaciones se repiten durante un largo periodo de varias horas o días las obras se ven seriamente afectadas ya que no tienen tiempo de adaptarse a los cambios.
Por ejemplo, la acumulación de gente en una hora precisa aumenta considerablemente la humedad, sobre todo los días de lluvia.
Los efectos dañinos pueden hacerse visibles en las obras en forma de deformaciones, desintegraciones o grietas, o pueden ser microscópicas y empeorar con el tiempo. Con el paso del tiempo, se vuelven quebradizas y más frágiles, perdiendo su capacidad de reajustar su nivel interno de humedad sin sufrir daños.
Los museos necesitan controlar el ambiente circundante las 24 horas del día, los 7 días de la semana ya que la temperatura y la humedad relativa pueden fluctuar muy frecuentemente. Para ello es necesario contar con un sistema de control de la humedad constante y fiable.
El parámetro de la humedad relativa debe situarse entre 45% y 55% a lo largo del año permitiendo fluctuaciones entre los dos extremos pero controlando una fluctuación diaria de más o menos 3%.
La temperatura también tiene que ser controlada todo el año entre 18ºC y 24ºC, permitiendo fluctuaciones entre los dos extremos pero controlando una fluctuación diaria de más o menos 3ºC.
El sistema de humidificación instalado debe reaccionar rápidamente para hacer disminuir la humedad, cerrándose rápidamente cuando el nivel de humedad es elevado.
Cobertia cuenta con un sofisticado sistema de control informático de la temperatura y la humedad que activa y desactiva los mecanismos para regularla.
[slideshow]
Efectos dañinos del aire seco en las obras de artes, antigüedades y exposiciones de los museos.
Cuadros – Los cuadros suelen estar compuestos por varias capas, cada una de ellas reacciona individualmente a la pérdida de humedad lo que se traduce en burbujas y la pintura se descascarilla en cada capa.
El papel y los papiros – A pesar de que el papel seco tiene la capacidad de aceptar la entrada de humedad, la repetición de los ciclos de hidratación y deshidratación puede perjudicar su estructura interna.
La madera – La madera antigua, que no fue secada con técnicas modernas, suele tener una humedad constante de 12-15%. Al almacenarse en ambientes con calefacción, se pueden engendrar grietas y movimientos de las ensambladuras. Los daños más graves van a causar oleadas en las superficies. Cuando las capas externas pierden humedad, pero las internas no pueden producirse deformaciones, lo que tiene por consecuencia que se destacan y se vuelven flojas.
Marfil – Los cambios higroscópicos pueden afectar los finos elementos que lo componen. Incluso una corriente de aire puede causar daños irreversibles.
Textiles – A menudo esos materiales están estirados a través de una tabla o de una armadura de madera lo que restringe su movimiento cuando están debajo de su nivel natural de humedad. La seda es particularmente sensible a esos cambios.
Cerámica, terracota y piedras– Los minerales que contienen pueden ser alterados por un ambiente seco o húmedo. La sal que contiene puede subir a la superficie cuando está mojada y luego cristalizarse cuando está seca. Lo que lleva a manchar, reducir a polvo o a copos la superficie.