Fuente: ABC 06/01/2011
Se debe contar con una sombra encima de los galpones, siendo recomendable la instalación de turboventiladores que muevan el aire en forma horizontal, además del suministro de agua fresca y abundante.
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La carne de ave y los huevos ocupan hoy en día uno de los primeros puestos dentro de las fuentes proteicas de origen animal, en la dieta del hombre en todo el mundo.
Los cambios de temperatura afectan a los animales de todas las especies, pero especialmente a las aves que viven en cautiverio.
Los pollos parrilleros y las gallinas son de sangre caliente, es decir, que están catalogados como homeotérmicos; con capacidad de conservar la temperatura corporal de sus órganos internos en forma constante. Pero debemos tener en cuenta que este mecanismo funciona en forma eficiente en las aves cuando la temperatura del ambiente está dentro de los parámetros que denominamos normales. Para aquellos animales que tienen la posibilidad de buscar lugares más frescos, les es más fácil adaptarse al calor, pero a las aves consideradas comerciales les es muy difícil adaptarse rápidamente a las temperaturas extremas, ya sea frío o calor. Esto debe ser tenido en cuenta por los productores, para que los galpones de crianza sean lo más confortable posible a fin de permitirles a los animales dentro de esos límites, conservar el equilibrio térmico. Para ello hay que tener en cuenta la ubicación. Las cabeceras en nuestro país deben estar orientadas de este a oeste, y los costados, de norte a sur, para que los vientos preponderantes faciliten la ventilación de los galpones y los mantengan más frescos.
Hay que recordar que el agua y el alimento que consumen las aves, lo convierten en energía que utilizan para mantener sus signos vitales y la producción de carne o huevos y como las gallinas o los pollos no pueden regular esta temperatura, generan exceso de calor y humedad. Por esto, se debe tratar por diferentes formas, que las aves tengan una pérdida de calor igual o parecida a la generada. Hay que recordar que estas no tienen glándulas sudoríparas que les ayuden a eliminar el calor y que la regulación del cuerpo está basada fundamente en el intercambio gaseoso por medio de la respiración. Este punto debe ser tenido muy en cuenta en las gallinas ponedoras. Por eso es que en los días de calor las vemos con la boca abierta, con mucho jadeo, para producir la termorregulación. En este proceso, ellas exhalan mucho anhídrido carbónico y con ello eliminan muchas posibilidades de formar bicarbonato, fundamental para la formación de la cáscara del huevo. Es por ello que, en verano, la cáscara es más delgada y no se soluciona el problema poniendo más calcio a las raciones, sino dando mejores condiciones ambientales al animal, por medio de ventiladores, forzadores de aire, turboventiladores o acondicionadores especiales; y manteniendo las cortinas húmedas.
Es muy común en verano observar pollos parrilleros grandes muertos junto al comedero, generalmente entre las 11:00 h de la mañana y las 15:00 h de la tarde. Esto, debido a que sufren una sobrecarga energética por el alimento que consumen y el calor del ambiente que, sumados, no permiten la termorregulación y así mueren por infarto cardíaco. Es por ello recomendable levantar los comederos en las horas pico de calor, cuando no se cuenta con sistema de refrigeración en los galpones y reponerlos a las 16.00 horas.
Uno de los mecanismos que tienen las aves para suplir la falta de glándulas sudoríparas y disipar el calor es la radiación corporal, que trabaja cuando la temperatura del ave es mayor que la del ambiente y se suspende en forma automática cuando se refresca el aire circulante.
Otra alternativa de disipar el calor es por la convección, que se produce cuando el aire fresco se pone en contacto con la superficie del cuerpo de la gallina o el pollo. De este modo, el aire se expande y el calor corporal se desplaza al continuar el movimiento del aire. Es por ello que la circulación del aire en los galpones debe ser propulsada por ventiladores horizontales o turbos, de tal forma que desplacen el aire del galpón hacia los lados del mismo, efecto que no se consigue en forma eficiente con los ventiladores de techo, que empujan el aire caliente hacia las aves y no permiten que la convección se realice en forma eficiente.
La evaporación se produce por medio de la respiración y, como mencionábamos anteriormente, es la forma más eficiente que tienen las aves, pero de mucho costo para el organismo, sobre todo en las ponedoras y lo que termina por afectar calidad de la cáscara del huevo.
Otro mecanismo que usan las aves para aliviarse del calor es el efecto de conducción, echándose al suelo para refrescarse. Por ello, se debe tener muy en cuenta el movimiento del aire, mediante el uso de turbos y cortinas.
También mediante la excreción, se logra algo de pérdida de calor y puede ser causal de cama húmeda.
Hoy en día, no se modifican las raciones por estación, sino se logra más eficiencia productiva trabajando sobre los alojamientos; haciéndolos más confortables y adecuados para trabajar en la época de calor, teniendo en cuenta el bienestar animal y la producción.
Los sistemas de refrigeración Cobertia, permiten un control de la temperatura y humedad en las granjas, lo que supone dotar a los animales de un mayor confort, que va a repercutir directamente en la productividad.