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Las hojas de tabaco, el tabaco en hebra y el papel son todos muy higroscópicos, lo que quiere decir que dan su humedad al ambiente circundante si el aire es demasiado seco.

El aire seco hace que se degraden las propiedades del tabaco: encogimiento, pérdida de peso, fragilidad, exfoliación, cortos y resquebrajamientos.

El tabaco se cae de los cigarrillos. El papel de los cigarrillos no avanza bien. Las hojas del puro se agrietan.

Mantener el nivel adecuado de humedad relativa previene todos estos problemas asegurando que el tabaco, el papel y las hojas retengan los niveles correctos de humedad, conservando así su calidad y garantizando que la producción pueda proseguir con total eficacia.

Factores a considerar en relación a la humidificación del tabaco

• El tabaco abandona la mayoría de las áreas de producción primaria con un contenido de humedad del 13 al 16% por peso. Se precisa una humedad ambiental relativa de entre 60-68% para mantener un equilibrio entre el aire y la humedad del tabaco.

• Tras los procesos de producción inicial, por lo general el tabaco humectado, se lleva a depósitos grandes o silos. Las plantas de tabaco más pequeñas se confiarán a cajas o a almacenes de tabaco en hebra. Estas áreas se deben conservar a 60-70% de HR y a una temperatura de 21-24 ºC, ya que tienen grandes cantidades de tabaco expuestas al aire ambiente.

• Si la humedad desciende por debajo del 50% de HR, entonces se pueden dar cargas electrostáticas en la mayoría de las áreas de producción, incluso en zonas de varilla de filtro en las que normalmente no se requiere humedad extra. Si las condiciones se mantienen por encima del 50% de HR, esto eliminará totalmente las cargas electrostáticas.

• El papel de cigarrillos también se debe mantener en equilibrio con el ambiente. Si cambia su humedad también lo hará la dimensión de la bobina de papel, pero sólo a lo largo de los extremos expuestos. Estos están en tensión cuando el papel gira, lo que puede conducir a desgarres, avances incorrectos de la máquina y tiempo improductivo costoso al tener que volver a alimentar el rodillo.

• El mantenimiento de una humedad relativa entre 60 y 70% es crucial dentro y alrededor de los sistemas de almacenamiento temporal. Los cigarrillos almacenados en un campo de almacenaje intermedio por espacio de varias horas o durante un fin de semana perderán la humedad si no se conserva la humedad relativa y a menudo se tienen que desechar debido a que se secaron completamente. La humidificación significa que los cigarrillos se pueden seguir procesando y se eliminan las pérdidas.

• Cualquier pérdida de humedad conducirá a una precaria recuperación del tabaco en salas de rasgado, donde se trituran los residuos de producción y se vuelven a utilizar. Estas áreas se deben conservar a 65% HR y 21 ºC.

• Aparte de los beneficios para la producción, los sistemas de toberas de pulverización de aire directo como el humidificador de agua fría JetSpray de JS producen un efecto sustancial de enfriamiento, reduciendo las temperaturas elevadas de las fábricas y aportando unos ahorros significativos en la energía requerida para el enfriamiento.

Cobertia soluciona el problema de la falta de humedad, controlando la nebulización de agua  forma automática con el empleo de sondas de humedad y temperatura, esta solución es aplicada a empresas que producen tabaco.

 

Obras de arte y antigüedades

El control estricto de la temperatura y la humedad son factores básicos para la preservación de las obras de arte y las antigüedades. Por ello,  algunas obras han de debido ser retiradas de sus ubicaciones originales para ser confinadas en museos o instalaciones acondicionadas.

Uno de los problemas con los que se enfrenta el museo para la correcta climatización del mismo son los cambios de temperatura y de humedad causados por factores como la calefacción, los repentinos cambios climáticos o el flujo de visitantes. Cuando éstas fluctuaciones se repiten durante un largo periodo de varias horas o días las obras se ven seriamente afectadas ya que no tienen tiempo de adaptarse a los cambios.

Por ejemplo, la acumulación de gente en una hora precisa aumenta considerablemente la humedad, sobre todo los días de lluvia.

Los efectos dañinos pueden hacerse visibles en las obras en forma de deformaciones, desintegraciones o grietas, o pueden ser microscópicas y empeorar con el tiempo. Con el paso del tiempo, se vuelven quebradizas y más frágiles, perdiendo su capacidad de reajustar su nivel interno de humedad sin sufrir daños.

Los museos necesitan controlar el ambiente circundante las 24 horas del día, los 7 días de la semana ya que la temperatura y la humedad relativa pueden fluctuar muy frecuentemente. Para ello es necesario contar con un sistema de control de la humedad constante y  fiable.

El parámetro de la humedad relativa debe situarse entre 45% y 55% a lo largo del año permitiendo fluctuaciones entre los dos extremos pero controlando una fluctuación diaria de más o menos 3%.

La temperatura también tiene que ser controlada todo el año entre 18ºC y 24ºC, permitiendo fluctuaciones entre los dos extremos pero controlando una fluctuación diaria de más o menos 3ºC.

El sistema de humidificación instalado debe reaccionar rápidamente para hacer disminuir la humedad, cerrándose rápidamente cuando el nivel de humedad es elevado.

Cobertia cuenta con un sofisticado sistema de control informático de la temperatura y la humedad que activa y desactiva los mecanismos para regularla.

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Efectos dañinos del aire seco en las obras de artes,  antigüedades y exposiciones de los museos.

Cuadros – Los cuadros suelen estar compuestos por varias capas, cada una de ellas reacciona individualmente a la pérdida de humedad lo que se traduce en burbujas y la pintura se descascarilla en cada capa.

El papel y los papiros – A pesar de que el papel seco tiene la capacidad de aceptar la entrada de humedad, la repetición de los ciclos de hidratación y deshidratación  puede perjudicar su estructura interna.

La madera – La madera antigua, que no fue secada con técnicas modernas, suele tener una humedad constante de 12-15%. Al almacenarse en ambientes con calefacción, se pueden engendrar grietas y movimientos de las ensambladuras. Los daños más graves van a causar oleadas en las superficies. Cuando las capas externas pierden humedad, pero las internas no pueden producirse deformaciones, lo que tiene por consecuencia que se destacan y se vuelven flojas.

Marfil – Los cambios higroscópicos pueden afectar los finos elementos que lo componen. Incluso una corriente de aire puede causar daños irreversibles.

Textiles – A menudo esos materiales están estirados a través de una tabla o de una armadura de madera lo que restringe su movimiento cuando están debajo de su nivel natural de humedad. La seda es particularmente sensible a esos cambios.

Cerámica, terracota y piedras– Los minerales que contienen pueden ser alterados por un ambiente seco o húmedo. La sal que contiene puede subir a la superficie cuando está mojada y luego cristalizarse cuando está seca. Lo que lleva a manchar, reducir a polvo o a copos la superficie.

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El nivel de humedad durante el proceso de fermentación del té es fundamental, ya que la oxidación solamente se produce con la humedad.

Al mantener un alto nivel de humedad durante la fermentación, la esencia del té se ve notablemente mejorada y la cantidad de té por debajo del nivel requerido de calidad se reduce en más del 50%.

Esto deriva en una mejor calidad del té con un mayor NSA, lo que permite al producto tener un precio más elevado en el mercado.

El efecto refrescante de la evaporación de la humedad también ayuda a controlar el aumento de la temperatura que el té experimenta durante este proceso.

Como el sistema de vaporización Cobertia no produce gotas, no se moja el suelo.

Ademas Cobertia cuenta con un sofisticado sistema de control informático de la temperatura y la humedad que activa y desactiva los mecanismos para regularla.

Recuperación de la inversión

La mejora en la calidad del producto final y su consiguiente repercusión en el valor de mercado suponen una inmediata amortización de la inversión.

Con una correcta humidificación se consigue una mejora en los licores del té y también en su densidad.