Breve historia de la refrigeración
Hace 4.000 años los egipcios ponían tarros de barro de agua hervida y los ponían en sus azoteas para que se evaporasen rápidamente. Las moléculas de levantamiento del vapor aumentan precipitadamente su energía cinética y este aumento se dibuja de los alrededores inmediatos del vapor, estos alrededores por lo tanto se refrescan.
Hasta nuestros días ha llegado un utensilio que también utiliza el enfriamiento adiabático. El botijo, un recipiente de barro cocido poroso que tiene la propiedad de que una vez lleno y colocado en un lugar ventilado enfría el agua de su interior. Esto ocurre porque el agua su interior se evapora a través de los poros y en esa transformación se enfría el interior del botijo.
En 1842, Lord Kelvin inventó el principio del aire acondicionado, un circuito frigorífico hermético basado en la absorción del calor a través de un gas refrigerante. Y en 1902, el estadounidense Willis Haviland Carrier sentó las bases de la refrigeración moderna.
Este sistema fundamental en el desarrollo de algunos procesos industriales, tiene sin embargo algunos inconvenientes:
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Elevado precio de la instalación.
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Alto consumo energético para su funcionamiento.
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Mantenimiento y reparaciones de elevado coste.
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No es viable en espacios abiertos, o con ventanas abiertas.
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Sequedad excesiva que produce en el ambiente.
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Gran impacto a nivel de instalación en los lugares a climatizar
En un momento en que la conciencia por la eficiencia energética está estrechamente ligada a la productividad, se han desarrollado nuevos sistemas de refrigeración basados en la refrigeración adiabática.
Cobertia, ha desarrollado una serie de aplicaciones del sistema para cubrir un amplio abanico de posibilidades.